Un reciente descubrimiento confirma que la causa del bajo rendimiento escolar de nuestros infantes no se debe a un aumento de los eventuales secuestros de menores que se dan en nuestro país ni a los crucifijos ubicados en las aulas. La causa es mucho más simple y ha estado siempre delante de sus narices.
Expertos afirman que el mineral conocido como Pizarra puede ocasionar problemas de cáncer ocular y leucemia tan solo con mirarlo, respirarlo de cerca o lamerlo (Prácticas completamente inevitables dentro de un aula). El potencial de los afectados podría llegar a verse reducido hasta un 30% de su capacidad y sería la principal causa de fracaso escolar.
No se conoce ninguna cura ni remedio posible, ya que los profesores se niegan rotundamente a dar clase sin la presencia de su amada pizarra. La única esperanza se encontraría en la modificación genética de los alumnos, que se administraría bienalmente en modo de "vacuna para la gripe", una práctica pendiente de aprobación ya que acarrearía una sobrepoblación de "empollones" y "sabiondos" que podría desestabilizar el equilibrio social del mundo entero.
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