Los dos aventureros estaban rodando un programa sobre cómo descendían todo el recorrido del río Nilo sin ayuda de nadie y empezando esposados en una canoa agujereada. Durante el tercer día de viaje, hicieron el hallazgo mientras competían a aguantar la respiración bajo el agua con pirañas en los calzoncillos. Vieron lo que parecía un submarino de piedra casi totalmente enterrado en el fondo del río, y decidieron sacarlo del agua. Cargaron las 30 toneladas a pulso y lo dejaron en tierra, donde los arqueólogos locales dataron el objeto del año 1140 A.C., y lo nombraron monumento nacional. A partir de mañana se podrá visitar previo pago en el sitio exacto donde Edmund y Alexander lo depositaron: saliendo de Kefrén, a mano derecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Opine aquí, amado lector, sobre lo narrado arriba.