Las altas esferas de la Brigada Religiosa de la ORU (Organización de las Religiones Unidas) llevan un tiempo con quebraderos de cabeza intentando solventar un grave caso de intrusismo laboral divino. Al parecer, La URI (Unicornio Rosa Invisible), máxima divinidad de la religión que se erige bajo su propia figura, se ha estado apareciendo a fieles de distintas creencias de alrededor de todo el mundo.
De ser demostrado, la URI podría enfrentarse a penas de hasta un trillón de años de destierro hiperdimensional, como ya le pasó en anteriores ocasiones, ya que las apariciones directas de dioses a creyentes ajenos está tipificada como un delito muy grave según el artículo 476.2/B del código penal divino.
Esta ley se formó como consecuencia de las guerras santas que hubo en el pasado, ya que las apariciones no hacían más que avivar el fuego y traer más muertes, cosa que no beneficiaba a ninguno de los bandos implicados.
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